sábado, 8 de agosto de 2015

HOY ME ESCRIBO...



A veces siento que me he quedado sin inspiración, que los vientos egoístas del destino se llevaron consigo todo vestigio de poesía, de letras, de memorias… y me quedé vacía. Son esos momentos en los que, al tomar un lápiz, éste se siente extraño entre mis dedos y un libro llora al saber que soy incapaz de recordar sus delicadas, potentes, tiernas y apasionadas palabras. Y también lloro. Pero en cada lágrima, se desliza por mi mejilla un recuerdo. Y cada recuerdo me inspira. Y siento una sonrisa asomarse tímidamente en mi rostro. Y vuelvo a tomar el lápiz y mis dedos lo abrazan, y sé que han vuelto a reír, como dos amantes al encontrarse de nuevo en su cálido y estrecho escondite donde se reconocen, donde se aman, donde viven y donde mueren cuando llega el momento de partir… hasta el día en que se encuentren otra vez. Entonces las letras fluyen como la música en las manos del pianista que encuentra su pasión entre partituras y notas, y entre cada tecla se encuentra a sí mismo. 



Y esos recuerdos se convierten en mi musa. Y comienzo a escribir, no al amor, no a la tristeza, no a las desventuras, sino a la vida. A la vida que en sí es la suma de todas esas pasiones. Escribo al aire que entra a mi cuerpo como ladrón, sin ser sentido, y sale del mismo modo; pero en lugar de robarme, ese aliento me da vida; por ese aliento existo. Escribo a lo que me hizo sonreír ayer, y a lo que me sacó lágrimas hace dos días. Escribo al falso amigo y también al verdadero. Escribo al espejismo de un amor que me rompió a pedazos, pues con cada uno de esos pedazos puedo volver a amar; y escribo por supuesto a la valentía del amor esperado, ése que sin que yo se lo pida tomará cada una de mis partes y las unirá de nuevo; pero mientras le espero, me escribo a mí. Sí, le escribo a mi piel, le escribo a mis manos, a mis brazos, le escribo a mis caderas y también a mi alma. Me confieso perfecta en mis imperfecciones, fuerte en mis debilidades, completa aunque me falten piezas, y viva… aunque a veces muera. Me declaro poesía; letras y música. Soy también brisa, frío y fuego. Soy ternura y ardor. 


Soy mujer, y por eso me escribo.

Y cuando llegue ese momento de sequía, pensaré en mí, y seré un río...



Y entonces volveré a escribir. 

~DF

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