viernes, 9 de octubre de 2015

ASÍ ERA ELLA


Así era ella: 
Extrovertida, pero guardaba todo para sí; tierna, pero hería; alegre, pero tan triste. Ella brillaba con el sol y lloraba con la luna. Porque ella era de esas mujeres completas, que lo tienen todo. Ella era blanco y era negro, en su vida no permitía grises.
Ella amaba y odiaba. Era cruel, pero muy romántica. En su interior guardaba oscuros secretos, pero iluminaba hasta el más negro rincón con su sonrisa. 
Era fría, ¡oh, ella era fría! Pero su alma ardía en brasas de fuego. 

Así era ella: una mujer completa. 

No era lo que yo buscaba, pero dejé de buscar cuando la vi. Dijo que no debía amarla, pero ella tenía una particularidad, y es que nunca estaba de acuerdo consigo misma. 
Me dejó amarla, y me amó. 
Ella se entregaba, pero luego se iba. 
Ella decía ‘no te dejaré’ pero ya yo conocía su particularidad de nunca estar de acuerdo consigo misma. 
Ella era libre… y para eso no hay ningún pero. 

Porque así era ella: una mujer completa.

DF

domingo, 20 de septiembre de 2015

Palabras llenas de ti



Hoy quise viajar por el país de las letras, 
descubrir paisajes que me llevaran lejos, 
muy lejos de tu olvido.
Visitar otras ciudades con olor a vida, 
con banderas de libertad, 
con sabor a poesía.
Conocer entre cada letra una persona nueva, 
una melodía distinta, 
un amor oculto.
Y así me fui perdiendo de a poco en este paraíso imaginario a donde mi lápiz me llevaba, 
paseándose sobre esta hoja rugosa, 
sutilmente, 
con cariño, 
así como el viento acaricia las hojas de los árboles, casi como un susurro, 
como un suspiro.
Y sí, por un momento dejé de ser yo, 
dejé de pensar,
de pensar en ti.
Por un momento no eras tú mi centro, 
ya no dolías en todo mi cuerpo
por un momento dejó de llover en mi alma. 
Y fui feliz; 
sólo para darme cuenta después de que 
 en cada palabra que escribí, 
estaba escondido tu nombre. 

                        
                                     Df
 

sábado, 12 de septiembre de 2015

No me gusta esto de...



No me está gustando esto de extrañarte.
Tampoco me gusta que me resultes insoportablemente apuesto.
No me gustan tus cándidos ojos café, ni tu sonrisa perfecta que me deja sin aliento cada vez que la dibujas en el marco de tu mentón esculpido como por mano de ángeles.
¡Ni hablar de tu cabello! No me gusta, para nada, que asemeje las olas del mar en un oscuro anochecer; ondas majestuosas, negras, exquisitas.
No soporto que cuando me mires, me hagas sentir tan pequeña y me sienta como como chocolate caliente, derretido en el ardor de tu esencia.
Pero eso no es lo que menos me gusta

Lo que detesto, querida figura de ensueño, lo que detesto es que sacudas todos mis sentidos cuando apareces de la nada, detesto la forma en que te conocí y el tiempo de nuestro encuentro. Que coincidamos de vez en cuando, al llorar a gritos tu presencia, y que tan efímero como un suspiro vuelvas a perderte en mis sueños.
Que seas el autor de mis desvelos, y el dueño de mis pensamientos, que me llenes aún sin estar, que me toques sin necesidad de usar las manos, que me hagas quererte, y anhelar esa hora, ese minuto, ese segundo en que nuestros ojos se encuentren y nuestras pretensiones, sin palabras, se entiendan.
En definitiva, no me está gustando esto de que me gustes y que no te pueda tener.

Df

domingo, 16 de agosto de 2015

Hoy me ha dado por soñarte...




Hoy me ha dado por soñarte… 
Sí, de pronto hoy tengo ganas de quererte aún más que todos los días pero, al igual que todos los días, sólo el eco de tu ausencia me responde.
Sin embargo, he descubierto que a veces sólo basta evocar el recuerdo de alguien para que sus memorias cobren vida en ti. Y que se vuelva vida en tu vida. Luz en tus ojos. Labios en tu boca. Dedos en tus manos. Alma en tu alma.

Y de pronto quiero intentarlo. 
Cierro los ojos y como un milagro aquí estás. 
Y te siento, y tu esencia llena cada recoveco de este desolado lugar, pero no me refiero a esta habitación, sino a mi cuerpo que es tu espacio. Es el hogar que siempre está esperando con brazos abiertos tu venida, más bien tu regreso, porque, sí, ya has estado aquí en sueños anteriores y tal vez en vidas ya vividas.

Y con cada suspiro me he ido amoblando, y abro ventanas y quito el polvo, y hasta me atrevo a preparar café.
Porque sé cuánto te gusta el café.
Porque quiero que te quedes.

Y comienzas a hacer un recorrido cual topógrafo queriendo conocer el terreno. Y entre montañas y llanuras descubres mi cuerpo. Y te paseas por mis hombros y mi piel perlada de tímido sudor me delata. Eres como agua deslizándose con sutileza a lo largo de mi pecho. Y mi labio mordido te envía señales, señales que ignoras pues te has perdido en el mar de mis más recónditos deseos. 

Y de pronto el tic tac del reloj pierde su sentido cuando empiezo a guiarme por el canto de un corazón que sucumbe al delirio de un sueño, de una pasión. 
Y se me antoja no sólo soñarte, sino tenerte aquí. No sólo quererte, sino que me quieras. No sólo compartir contigo una taza de café, sino la vida.





Df