Así era ella:
Extrovertida, pero guardaba todo para sí; tierna, pero hería; alegre, pero tan triste. Ella brillaba con el sol y lloraba con la luna. Porque ella era de esas mujeres completas, que lo tienen todo. Ella era blanco y era negro, en su vida no permitía grises.
Ella amaba y odiaba. Era cruel, pero muy romántica. En su interior guardaba oscuros secretos, pero iluminaba hasta el más negro rincón con su sonrisa.
Era fría, ¡oh, ella era fría! Pero su alma ardía en brasas de fuego.
Así era ella: una mujer completa.
No era lo que yo buscaba, pero dejé de buscar cuando la vi. Dijo que no debía amarla, pero ella tenía una particularidad, y es que nunca estaba de acuerdo consigo misma.
Me dejó amarla, y me amó.
Ella se entregaba, pero luego se iba.
Ella decía ‘no te dejaré’ pero ya yo conocía su particularidad de nunca estar de acuerdo consigo misma.
Ella era libre… y para eso no hay ningún pero.
Porque así era ella: una mujer completa.
DF
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