domingo, 20 de septiembre de 2015

Palabras llenas de ti



Hoy quise viajar por el país de las letras, 
descubrir paisajes que me llevaran lejos, 
muy lejos de tu olvido.
Visitar otras ciudades con olor a vida, 
con banderas de libertad, 
con sabor a poesía.
Conocer entre cada letra una persona nueva, 
una melodía distinta, 
un amor oculto.
Y así me fui perdiendo de a poco en este paraíso imaginario a donde mi lápiz me llevaba, 
paseándose sobre esta hoja rugosa, 
sutilmente, 
con cariño, 
así como el viento acaricia las hojas de los árboles, casi como un susurro, 
como un suspiro.
Y sí, por un momento dejé de ser yo, 
dejé de pensar,
de pensar en ti.
Por un momento no eras tú mi centro, 
ya no dolías en todo mi cuerpo
por un momento dejó de llover en mi alma. 
Y fui feliz; 
sólo para darme cuenta después de que 
 en cada palabra que escribí, 
estaba escondido tu nombre. 

                        
                                     Df
 

sábado, 12 de septiembre de 2015

No me gusta esto de...



No me está gustando esto de extrañarte.
Tampoco me gusta que me resultes insoportablemente apuesto.
No me gustan tus cándidos ojos café, ni tu sonrisa perfecta que me deja sin aliento cada vez que la dibujas en el marco de tu mentón esculpido como por mano de ángeles.
¡Ni hablar de tu cabello! No me gusta, para nada, que asemeje las olas del mar en un oscuro anochecer; ondas majestuosas, negras, exquisitas.
No soporto que cuando me mires, me hagas sentir tan pequeña y me sienta como como chocolate caliente, derretido en el ardor de tu esencia.
Pero eso no es lo que menos me gusta

Lo que detesto, querida figura de ensueño, lo que detesto es que sacudas todos mis sentidos cuando apareces de la nada, detesto la forma en que te conocí y el tiempo de nuestro encuentro. Que coincidamos de vez en cuando, al llorar a gritos tu presencia, y que tan efímero como un suspiro vuelvas a perderte en mis sueños.
Que seas el autor de mis desvelos, y el dueño de mis pensamientos, que me llenes aún sin estar, que me toques sin necesidad de usar las manos, que me hagas quererte, y anhelar esa hora, ese minuto, ese segundo en que nuestros ojos se encuentren y nuestras pretensiones, sin palabras, se entiendan.
En definitiva, no me está gustando esto de que me gustes y que no te pueda tener.

Df